martes, 18 de agosto de 2015

Medios impresos destinados a minorías sexuales (V de XVIII)


Después de haber reseñado la evolución del movimiento LGBT, se presenta el surgimiento de la prensa escrita destinada a LGBT durante el último siglo y se determinan los parámetros para reconstruir la historia de un medio impreso destinado a la población sexodiversa.

Para ello, se toman como punto de partida los trabajos de Kayser (1974), Casasus (1985) y Urabayen (1988) sobre investigación en prensa, y los estudios de casos de Meneses y Perel (1982); Delgado (1984); Balbi y Machillanda (1985) y Lando, Romero y Villa (1989) sobre medios impresos venezolanos.

Asimismo, el investigador agrega otros parámetros que no mencionan los trabajos anteriores y que son de utilidad para el presente estudio, como la organización del proyecto editorial, la estructura y los procesos internos y el grado de horizontalidad que estas experiencias establecen con sus lectores.

Como se expuso en el capítulo anterior la población sexodiversa en los últimos años están impulsando una discusión para que sus derechos y demandas sean reconocidos. Varios grupos LGBT organizados se han planteado como objetivo instalar en el debate público el tema de la diversidad sexual y sus reivindicaciones. Por eso, los medios de comunicación masivos se presentan como una herramienta esencial en esta lucha.

Sin embargo, la manera estereotipada como la televisión, la radio y la prensa continúan cubriendo el tema de la población LGBT, ha obligado y motivado que varias agrupaciones sexodiversas tomen la palabra y creen sus espacios de comunicación. En estos canales, ya sean escritos, radiales o audiovisuales, ellos están ofreciendo una visión positiva de las personas LGBT, y están ayudando a derrumbar prejuicios que están extendidos en el resto de la población.

A continuación se presenta la evolución de los medios impresos destinados a LGBT y la manera como cada momento histórico moldeó el perfil de estas experiencias comunicacionales.


 
3.1 Las minorías toman la palabra
En Berlín en 1896 aparece el primer medio de comunicación impreso destinado a personas sexodiversas. Este nacimiento estuvo precedido por la actividad que Karl Ulrichs realizó en contra de la legislación anti-homosexual de la constitución germana (Mieli, 1978; Nicolas, 1979).

Magnus Hirschefeld creó en 1897 el Comité Científico y Humanitario, iniciando la primera generación del movimiento de liberación sexodiversa. Un año antes comienza a publicarse El Anuario para los Sexualmente Inter-grados (Jahrbuch fur Sexuelle Zwischenstufen) que trataba temas de travestismo, homosexualidad, variación de género y seudohermafroditismo (Nicolas, 1978; Mieli, 1979; Fernández y Sciolla, 1999).

También la Asociación de Amigos de Alemania, fundada en 1920 como una alternativa al comité, editó una publicación llamada La Amistad. En EEUU, Henry Gerber intenta crear una organización parecida a la alemana, y produce la revista Amistad y Libertad (1925), pero fracasa por falta de apoyo. Ese mismo año en Francia nace la revista Inversions pero algunos políticos católicos de la Asamblea Nacional terminan prohibiéndola (Fernández y Sciolla, 1999).

El fascismo, el nazismo y el estalinismo iniciaron dos décadas de silencio en las organizaciones y las publicaciones LGBT. Este mutismo se rompe con el Club Shakespeare Ámsterdam creado en 1946 y su revista Derecho a la vida y más adelante en 1951 con el Comité Internacional de Igualdad Sexual (ICSE) y su boletín ICSE (Mirabet, 1985).

Tres años después, en 1954, surge la revista Arcadie en Francia. André Baudry inicia este proyecto editorial y la convierte en una publicación literaria y científica que se imprimió por más de 25 años. Sus campañas de información alcanzaron su punto culminante en los congresos de París (1973, 1979) y Marsella (1975).

En EEUU la naciente agrupación Mattachine Society publicó en 1950 en Los Ángeles varias revistas entre las que se pueden nombrar The Ladder, Mattachine Review, One y One Quarterly (Fernández y Sciolla, 1999).

La radicalización del movimiento sexodiverso en los setenta se rastrea no solo en las protestas de estos colectivos, con Stone Wall a la cabeza, sino también en el tipo de publicaciones que aparece y las peticiones que allí se registran (Mirabet, 1985).

Las revistas y periódicos de esos años responden a grupos altamente combativos, en donde una característica relevante era la orientación política de la organización. De ese período se puede nombrar la revista TOUT que defendía la contracepción, el aborto, la libertad a las sexualidades diversas y el derecho de los menores al deseo.

Weinberg (1973) recuerda que en Nueva York, Jack Nichols y Lige Clarke emprendieron la tarea de crear un periódico para la comunidad LGBT llamado GAY. Al principio les costó convencer a muchos comerciantes que se negaban a vender un medio que en su primera página llevaba impresa con grandes caracteres la palabra G A Y. “Se trataba de un experimento audaz” (p. 123).

Esta revista, al igual que The Advocate de Los Ángeles, logró transmitir a las personas LGBT la convicción de que su lucha era legítima. Weinberg (1973) menciona que sólo una reducida minoría de personas LGBT leía este tipo de publicaciones. Tal vez por temor, cuando el medio llegaba al quiosco eran pocos los que se atrevían a comprarla. Por eso, el sistema por suscripción resultaba más apropiado para muchos lectores que no deseaban hacer pública su orientación sexual.

Respecto a los lectores, Weinberg (1973) destaca “tanto The Advocate como GAY están dirigidos principalmente a los hombres” (p. 124), aunque los editores esperaban poder aumentar la cantidad de mujeres entre sus seguidoras y colaboradoras.

Aunque The Advocate inicialmente era un medio con un diseño modesto y un tiraje pequeño, a lo largo de estas dos décadas ha logrado consolidarse. En la actualidad se distribuye en varios países, tiene un sólido cartel de anunciantes y posee uno de los portales LGBT más visitados del sector en la red (www.theadvocate.com).

También Out, nacida durante la revolución sexual de los años 70, pudo mantenerse, y en el presente es una referencia importante en el mercado LGBT (www.out.com). Recientemente, The Advocate y Out, juntos a otros medios de la misma naturaleza, fueron adquiridos por Liberation Publication Inc. un poderoso conglomerado que reúne en su seno a un gran número de medios destinados a LGBT.

Referente a los anunciantes, Pollak (1987) plantea que fue en los años setenta cuando se registra el crecimiento de los circuitos comerciales relacionados con el sexo en las principales ciudades del mundo. Por eso, en las páginas de esos medios hay una proliferación de los anuncios de saunas, bares, tiendas de juguetes sexuales, líneas calientes, servicio de acompañantes, etc., rasgo que se mantiene en muchas revistas en la actualidad.

En ese contexto, la aparición del SIDA en la década de los ochenta significó un duro golpe para la población homosexual y bisexual masculina. Muchos locales cerraron y, en consecuencia, muchos periódicos perdieron sus principales anunciantes, lo que también ocasionó su cierre (Morganthau, 8 de Agosto de 1983).

Pero después de esta primera etapa, las organizaciones sexodiversas se reagruparon, esta vez, alrededor de la lucha contra la epidemia y, como era de esperarse, sale a la luz una nueva generación de publicaciones relacionadas con la prevención y el tratamiento del SIDA, financiadas generalmente con recursos de programas nacionales o internacionales vinculados con la enfermedad (Aliaga y Cortés, 1997).

Por otra parte, luego del impacto inicial de la epidemia reaparecen los circuitos de locales comerciales LGBT iniciados en la década anterior y frenados por el SIDA, lo que permite el surgimiento de un nuevo tipo de revistas y periódicos que deja de lado su componente político-combativo y se convierten en publicaciones que promueven el consumo de bienes y servicios ajustándose a los patrones mercantiles de los medios de comunicación tradicionales.

Algunos hitos importantes en el campo de las revistas LGBT de los últimos años son “Mummy, Guess What?”, The Advocate y Genre de EEUU; OUT y Gay Times del Reino Unido; Blue de Australia; Zero y Shangay de España; Acento de Colombia; Lampiao y Sui Generis de Brasil; entre otras.

Asimismo se distingue una mayor segmentación de públicos dentro de la comunidad LGBT. Por ejemplo, en Estados Unidos existe Gay Parent Magazine, una revista destinada a parejas sexodiversas que decidieron ser padres. Este medio presenta las vivencias de norteamericanos que asumieron la paternidad o la maternidad desde su orientación sexual. (www.gayparentmag.com).

También se aprecian revistas exclusivamente destinadas a lesbianas. Girlfriend magazine es un caso de un órgano que trata temas relacionados con la cultura, el entretenimiento y la situación de la mujer lesbiana (www.girlfriend.com).

De igual manera se registra el nacimiento de revistas LGBT especializadas en áreas temáticas como deportes, cocina, decoración, entretenimiento, cine y turismo. De este último vale mencionar a Spartacus la guía de turismo y viaje para la comunidad sexodiversa de habla inglesa, y Our World, la revista de viajes internacionales para LGBT que aparece hace trece años y ha recorrido diversos países en los cinco continentes.

Genre (Género en español) evidencia la evolución de muchas publicaciones para LGBT nacidas en la década de los ochenta como medios pequeños con una producción casi artesanal hasta convertirse en medios nacionales de alta calidad técnica. Su misión es ser una ventana del estilo de vida del homosexual masculino lo que evidencia un desconocimiento del fenómeno lésbico (www.genremagazine.com).

Los medios para LGBT no se limitan al terreno impreso, también en el mercado audiovisual han surgido canales de televisión destinados exclusivamente a LGBT entre los que se mencionan Pridevision de Canadá y Gay Entertaiment Televisión de Estados Unidos. (Fight going on to become first gay TV network, 2 de Mayo de 2002).

Igualmente, hay organizaciones que luchan en contra de la segregación basada en orientación sexual o identidad de género. En el área del periodismo vale mencionar la Asociación Nacional de periodistas gays y lesbianas (NLGJA, sus siglas en inglés) y el Gremio Nacional de Periódicos Gay (NGNG, siglas en inglés) que agrupa un gran número de revistas y medios para la población LGBT (Rojas, 2002).

Aunque no se encontraron estudios referidos a las particularidades de los medios destinados a LGBT, algunos autores resaltan varias características de estas publicaciones. Pollak (1987), por ejemplo, expone que las imágenes míticas frecuentes “en la prensa homosexual y en las revistas pornográficas especializadas son el Cow Boy, el camionero, el deportista. El estilo ‘macho’ es el que domina” (p. 90).

Esto ocurre según ese autor porque cuando el clima represivo se distiende, los integrantes del colectivo LGBT intentan redefinir “la identidad homosexual liberándola de la imagen (...) del hombre afeminado (...) o la mujer fallada” (p. 89).

Como una reacción en contra de esa caricatura el nuevo tipo ideal en el medio LGBT se ha convertido en el macho superviril de cabellos cortos, bigote, barba y cuerpo musculoso. Asimismo esta representación viril del supermacho es a veces tachada de sexista y tiende a marginar a los hombres homosexuales y bisexuales que no se identifican con este modelo sexual (Pollak, 1987).

Otro elemento particular es la invisibilidad de los otros sectores que integran la población sexodiversa. La prensa destinada a gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros generalmente se dirige y trata temas relacionados al hombre homosexual, obviando las necesidades y demandas de los otros integrantes de la comunidad LGBT (Fernández y Sciolla, 1999).

Con frecuencia la temática de la mujer en el mejor de los casos es tratada de manera secundaria, cuando no obviada. Esto ha motivado que los colectivos de lesbianas elaboren sus propios proyectos editoriales destinados exclusivamente a mujeres (Cruishank, 1992).

Un rasgo que se aprecia con regularidad en las publicaciones para LGBT es la presencia de anunciantes vinculados al comercio sexual: saunas, líneas calientes, tiendas de juegos sexuales, strippers, trabajo sexual, dark room, etc. (Pollak, 1987). Hay experiencias de medios en otros países que no permiten en sus páginas hacer publicidad a este tipo de negocios, pero se encuentran en ciudades con circuitos comerciales gay consolidados y pueden contar con otro grupo de potenciales clientes como restaurantes, cines, tiendas de ropa para homosexuales y lesbianas.

Además se advierte con frecuencia pornografía en la prensa para LGBT, no sólo en los anuncios, sino también en secciones fijas del medio como espacios de fotografías, relatos homoeróticos o a través del uso de imágenes con alto contenido sexual (Pollak, 1987).

Se entiende pornografía como toda representación del cuerpo desnudo y del acto sexual. Andreas (1977) distingue entre pornografía “simple” y “fuerte”. La primera consiste en la reproducción –en palabra, imagen, película o banda sonora– de las relaciones sexuales “en todo su realismo y en las diversas posibilidades y posturas, con imágenes en primer plano de la vagina y el pene, y exhibición o descripción de relaciones sexuales en grupo” (p. 203).

La pornografía fuerte para el autor incluye la relación sexual con niños (pedofilia), animales (zoofilia), el contacto sexual con cadáveres (necrofilia), actos sexuales en donde intervienen excrementos (coprofilia) o violencia física (sadomasoquismo).

Andreas (1977) concluye que “pornografía es un término normativo, es decir, que en él se expresa lo que una sociedad y su moral quieren que se interprete como deshonesto” (p. 203).

Con frecuencia se observa en las publicaciones para LGBT secciones, escritos o imágenes que entran en alguna de las categorías anteriores de pornografía.

De igual forma el tema del SIDA en muchos medios presenta espacios invariables ya sea en el área de salud, de sexualidad, etc. Este factor revela que todavía hoy, dos décadas después de que se descubriera la enfermedad, el tema continúa siendo relevante para la comunidad LGBT. Vale recordar que muchos LGBT perdieron amigos, familiares o parejas por el virus, y una gran cantidad convive actualmente con el VIH en su organismo gracias a los avances en la terapia antirretroviral (Lapierre, 2002).

En definitiva, cualquier esfuerzo para hablar sobre el VIH, cómo evitar el contagio o cómo vivir si la persona es seropositiva, es importante. Y de eso dan fe las publicaciones para el público LGBT.

Como se aprecia, cada momento histórico moldeó el perfil de las publicaciones dirigidas a la población sexodiversa. La estructura temática, el lenguaje, el signo político y hasta el formato son producto de la interacción entre la sociedad y el movimiento LGBT.

A continuación se presentan los criterios para reconstruir la historia de una publicación impresa tomando como punto de partida los estudios de Kayser, Urabayen y Casasus. Además se hace referencia a varios trabajos que recuperan la vida de varios periódicos y revistas venezolanos. Por último, el investigador agrega otras pautas que no describen estos autores.

3.2 Parámetros para reconstruir la historia de un medio
Una vez analizada la evolución de las publicaciones destinadas a la población sexodiversa y sus características, se determinan los criterios principales para la recuperación de la vida de un medio impreso.

No se encontraron estudios previos de publicaciones para LGBT vinculados con el área de estudio. Sin embargo, Costa (1997) presenta un ensayo sobre la revista brasileña Sui Generis, dedicada al mercado LGBT carioca. Este trabajo –según lo reseña el artículo– forma parte de una investigación mayor titulada “Reporter Eros: un análisis del sexo en el periodismo de las revistas”.

Según el autor, el principal papel del periodismo destinado a LGBT es tratar la sexualidad como principio de igualdad e influenciar a los individuos. En su criterio debe masificarse un discurso tolerante para vencer la homofobia y Sui Generis lo hace mostrando el aspecto positivo de la vida LGBT, derrumbando tabúes y modelos estereotipados, “la revista incita al lector a asumir su homosexualidad” (p. 56) y respalda la visibilidad del LGBT a través de la presentación de figuras renombradas de la vida pública que han manifestado abiertamente su orientación.

El texto de Costa (1997) no es muy claro en la metodología, ni los objetivos de su investigación, de ahí que los resultados no se perciban de manera fácil. Lo que se puede rescatar es (1) el intento de Sui Generis de construir puentes con la población heterosexual por medio de secciones dedicadas a los heterosexuales, y (2) el uso de símbolos sexuales en las páginas de la revista para atrapar al mayor número de lectores LGBT.

Al revisar estudios sobre medios impresos –esta vez que no están vinculados a la población LGBT– se encontraron cuatro investigaciones que sirven de referencia para este trabajo.

Meneses y Perel (1982) intentan una aproximación a la revista Cal, dirigida por Sofía Ímber y Guillermo Meneses, padre de una de las tesistas. Las autoras contextualizan el nacimiento de la publicación, utilizan la entrevista como instrumento de recolección de datos, presentan una breve reseña biográfica de los fundadores y analizan la estructura y el contenido de la publicación empleando la metodología de Kayser.

Se interesan por el proceso de creación de la revista; cómo se hacía, dónde se reunían, cómo se escogían los textos, de qué manera se tomaban las decisiones, porqué se escogió ese formato, etc.

En las conclusiones Meneses y Perel (1982) exponen los aciertos y los errores de esa experiencia editorial y además dan una visión global de Cal, presentando lo que las autoras llaman el “perfil de la publicación”.

Balbi y Machillanda (1985), por su parte, recuperaron la historia de Reventón, un periódico contestatario de 1971. Elaboraron las memorias con el testimonio de sus editores, diagramadores, fotógrafos y colaboradores, y el resultado “fue la narración de la historia de Reventón a través de las voces, las frases y las expresiones de sus protagonistas” (p. 10).

Las autoras describen las características de la publicación, presentan su nacimiento, desarrollo y cierre, usan la entrevista como instrumento, no presentan la biografía de los fundadores, les preocupa el proceso de producción de Reventón y finalizan con un diagnóstico sobre los aciertos y errores del medio. Aunque toman los parámetros de Kayser para bosquejar la personalidad del periódico, no llevan a cabo un análisis morfológico o de contenido.

En el epílogo, colocan siete entrevistas de los integrantes de Reventón en donde queda registrado cómo vivió cada uno esta experiencia profesional. La lectura de este apartado permite apreciar las contradicciones internas, los puntos en común y la evaluación que el equipo hace del periódico. Estas entrevistas las presentaron con un recurso del nuevo periodismo que consiste en eliminar del texto al entrevistador y transformar el diálogo en un monólogo, en donde el entrevistado narre en primera persona, y se pregunte y se responda a sí mismo.

Delgado (1984) estudia el diario El Pregonero y su importancia en la historia del periodismo venezolano a través de un análisis morfológico y de contenido siguiendo la metodología elaborada por Kayser. Este trabajo contextualiza el nacimiento del periódico, construye la Ficha de Identidad, y ofrece las reseñas biográficas del editor y el financista de la publicación. De esta manera intenta profundizar en la vida del periódico y descubrir el grado de correspondencia con sus creadores.

Lando, Romero, Villa (1989) llevan a cabo un estudio de caso de El Pastoreño y El Hatillano, dos experiencias comunicacionales en el área de la prensa vecinal o comunitaria de Caracas. Reseñan el contexto en el que nace cada uno, los objetivos, las características generales y los logros. Un elemento central en este trabajo es evaluar si estas publicaciones son realmente “medios alternativos” o si repiten los esquemas verticales y poco democráticos de los grandes medios de comunicación.

A pesar de que no mencionan a Kayser, cuando presentan las características de cada periódico vecinal siguen los criterios que él utiliza en la Ficha de Identidad en el mismo orden (nombre, lugar de residencia de la administración y la redacción, periodicidad, fecha del primer número, zona principal de difusión, etc.).

De estas cuatro investigaciones se rescata la importancia de contextualizar cada experiencia comunicacional, la necesidad de presentar la biografía de los integrantes de estos proyectos editoriales, la influencia de Kayser en los análisis de medios, la preocupación de algunos autores de describir el proceso de producción de cada medio, y el grado de horizontalidad que estas publicaciones mantienen en la relación con sus lectores.

3.2.1 Principales escuelas de investigación de medios
Después de este primer arqueo se presentan las grandes líneas de investigación en el área de análisis de comunicaciones de masa y dentro de cuál corriente se sitúa el presente estudio.

Las investigaciones sobre medios es una actividad académica reciente. Los primeros ensayos se encuentran en Alemania a finales del siglo XIX, y fue finalmente en la década de los treinta del siglo XX cuando se dieron grandes avances en esta materia. “En el campo puramente metodológico existe a nivel planetario una gran dispersión y se echa de menos en todas partes un método universalmente aceptado” (Casasus, 1985, p. 25).

El análisis de medios no debe percibirse como “un instrumento científico cerrado y autosuficiente sino que más bien se trata de un método abierto e interdisciplinario” (p. 26). Este autor intenta sistematizar las investigaciones en el área basándose en los resultados y los métodos empleados por las principales corrientes científicas.

La primera escuela es la germana y su máximo representante es Otto Groth (1883 - 1965) que propuso una “teoría del diario” a través de la formulación de leyes sobre la naturaleza y funcionamiento de la prensa de la época. Sin embargo, el balance de la escuela alemana es negativo porque se centraron en aspectos teóricos, abstractos, y descuidaron otras facetas del fenómeno comunicacional.

En los años treinta se consolida lo que en la actualidad se conoce como “análisis de medios” gracias a las aportaciones de académicos norteamericanos y franceses. Del lado estadounidense se nombran Bernard Berelson, R. Hartley, Harold Lasswell, entre otros. Este último establece su fórmula basada en el “quién dice qué, en qué medio, a quién y con qué efecto” con la que se delimitan varias áreas de estudio: análisis de medios (“en qué medio”), análisis de contenido (el “qué”), análisis de audiencia (el “a quién”), y análisis de los efectos (el “con qué efecto”). (Casasus, 1985).

Este autor establece que la escuela norteamericana profundizó en la investigación del “qué” gracias al tratamiento cuantitativo del contenido de esta manera evidencia una inquietud más pragmática que su equivalente germana. Otro grupo de investigadores norteamericanos orientó sus estudios hacia un enfoque más cuantitativo.

Los estructuralistas franceses criticaron los procedimientos norteamericanos, en especial los de Berelson, por su excesivo formalismo y por centrarse en la observación de aspectos muy reducidos.

La escuela francesa tiene entre sus representantes más destacados a Jacques Kayser, que “está considerado como el pionero de los modernos sistemas de análisis de medios en Europa” (p. 37). Él es un precursor histórico para los estructuralistas galos como Violette Morin, Roland Barthes o Abraham Moles.

Los estudios de Kayser –a diferencia de los alemanes con sus cavilaciones teóricas y de los norteamericanos con su preocupación por el contenido– hacen hincapié en la presentación del periódico, construyendo un sistema más totalizador que se materializa en la morfología del medio. A Kayser se debe el sistema de investigación primaria denominada Hemerografía Registral que permite elaborar la Biografía Técnica de un periódico (Casasus, 1985).

La Hemerografía Registral concibe a un medio impreso como una entidad autónoma dotada de rasgos que lo diferencian de otros órganos. Esta corriente tiene diversos enfoques y representantes, cada autor fija una lista de datos que a su juicio son relevantes para el estudio de un medio impreso.

3.2.2 Selección y definición de los criterios
El presente trabajo no intenta ser un análisis morfológico o de contenido de las publicaciones periódicas destinadas a LGBT sino que desea reconstruir la historia de esos medios. De ahí que tome como punto de referencia los parámetros que Kayser, Casasus y Urabayen establecen para elaborar la Personalidad del diario, la Biografía Técnica y la Morfología del medio, respectivamente.

Urabayen (1988) plantea una lista de parámetros para el estudio de los medios impresos que llama Morfología y que coincide, en parte, con lo expuesto por Kayser y Casasus, por ello se resaltará con un asterisco (*) los elementos que no aparecen en los otros autores. Su registro se conforma por los siguientes puntos:

(1) Datos que proporciona el diario o la revista:
+ Título y lugar donde aparece. Indicaciones que acompañan al título / Fecha y número / Precio / Número de páginas / Direcciones y nombres que constan en la publicación.

(2) Datos que podemos obtener del examen de la publicación
+ Formato y aspecto general. Tamaño y número de páginas: máximo y mínimo habituales / La primera página * / El color *
+ Impresión. Papel utilizado * / Tecnología empleada
+ Confección. Número de columnas por página / Importancia dada a la imagen *
+ Secciones. Índice / Las páginas y secciones especiales: los suplementos / Comentarios de la publicación y polémicas
+ Publicidad
(Urabayen, 1988, pp. 132-133. Los datos con el asterisco * serán incorporados a varios apartados de la Personalidad del diario de Kayser).

Esta Morfología adicionalmente se integra a una lista más amplia de nueve puntos.

1.- Morfología de la publicación
2.- Nacimiento y desarrollo *
3.- Estructura jurídica y económica
4.- Contenido y orientación general
5.- La redacción
6.- La fabricación
7.- La distribución y venta
8.- Lectores
9.- Situación en el cuadro general de la prensa
(Urabayen, 1988, pp. 134-135).

De esta lista se emplean el punto dos, cuatro y ocho para este estudio. El cuarto y el octavo serán desarrollados más adelante.

(+) El nacimiento y desarrollo
Se entiende como el momento en el que la publicación aparece en el mercado editorial, las condiciones que rodean su creación y las transformaciones que sufre en su existencia. Todo proyecto nace de una idea original, que pasa por un proceso de estructuración y se concreta en la propuesta definitiva.

Garrido (2002-2003) establece varias etapas que debería cumplir un proyecto editorial para comenzar de manera efectiva. En principio se sugiere realizar una investigación de mercado y un estudio de factibilidad para conocer el público y el entorno al que va dirigida la futura publicación, además este paso permite confirmar si es viable y necesaria la ejecución del proyecto editorial por hacer.

Después de sondear la factibilidad de la idea, se pasa al diseño editorial que consiste en fijar las políticas editoriales, la ética del medio y las políticas publicitarias, además de darle forma a la estructura temática del proyecto, las posibles secciones, sus títulos, la extensión, el perfil del personal que se necesita, etc.

Una vez realizada esa fase se pasa a la elaboración de un Manual de estilo periodístico en donde se fijan los criterios para el uso del idioma, los géneros periodísticos que se van a emplear, los estilos de encabezados, las palabras tabú y los temas prohibidos.

Este punto posee particular importancia en una publicación destinada a minorías sexuales porque es relevante establecer con anticipación cómo se van a tratar los diferentes grupos que integran el público potencial. ¿Cómo llamar a los homosexuales? ¿gay, minorías sexuales, grupos LGBT? ¿Se podrán emplear palabras despectivas como raro, pato, mariquita, loca? ¿En cuál contexto es válido usarlas y en cuál no? Un buen manual de estilo de un medio para gays y lesbianas debería dar respuesta a esas inquietudes.

Por último, se establecen las normas de estilo gráfico que tendrá la publicación. Este apartado se encarga de fijar la personalidad visual del medio para evitar que varíe en caso de que cambien los diseñadores. Precisa con antelación el tipo y tamaño de las fuentes, la paleta de colores, el uso de fotografías, ilustraciones, caricaturas, mapas o gráficos. Generalmente va acompañada con el machote de la publicación.

Estas normas no deben entenderse como una camisa de fuerza para el diseñador gráfico sino que se encarga de darle unidad y coherencia a las diferentes páginas de una revista, permitiendo que el lector se familiarice con la identidad gráfica de la publicación y reconozca a primera vista qué medio está leyendo.

Después de cumplir estos cuatro pasos Garrido (2003) considera que una publicación puede salir al mercado editorial con más elementos que aseguren el éxito futuro.

(+) Cierre
Parámetro agregado por el investigador. Se entiende como el momento en que deja de editarse la publicación. Para los medios que ya desaparecieron es relevante encontrar el último número. Kayser (1974) establece cuatro causas para el cierre de un medio: razones administrativas, jurídicas, económicas o políticas; y señala, además, que en algunas oportunidades el editorial del último número presenta una despedida “beligerante” a sus lectores. En el caso de que no se esté seguro si se posee el último ejemplar se sugiere la lectura de publicaciones del mismo período.

Desde el punto de vista sistémico, una organización no podrá sobrevivir “en la medida en que no consiga responder eficazmente a los cambios continuos y rápidos del ambiente” (Chiavenato, 1999, p. 797).

Las organizaciones comunicacionales desde esta perspectiva pueden concebirse como sistemas abiertos que necesitan adaptarse constantemente a su entorno. Ambiente y organización son interdependientes. Si la adaptación no sucede se origina entropía que es la tendencia general de las organizaciones a dirigirse a un estado de máximo desorden (Chiavenato, 1999).

Los proyectos editoriales pueden revertir esto gracias a la generación de homeostasis o entropía negativa que consiste en establecer un equilibrio dinámico con su ambiente. Si esto no ocurre la publicación desaparece (Chiavenato, 1999).

Después de describir los parámetros de Urabayen (1988) Nacimiento y desarrollo y agregar Cierre, se pasa a explicar las herramientas de Kayser (1974). Este investigador francés presenta la personalidad del diario que Casasus (1985) denomina biografía técnica. A pesar de los diferentes nombres se trata del mismo instrumento y posee criterios iguales. “La biografía técnica debe presentar una imagen real y lo más completa posible de lo que es en sí un periódico concreto y de las características que lo distinguen de los demás” (Casasus, 1985, p. 71).

La personalidad del diario está conformada por dos instrumentos: el registro de identificación y el expediente de identidad. El primero intenta establecer el “estado civil” del diario con datos considerados indispensables para la investigación. El segundo construye la “fisonomía del medio” con informaciones que no son esenciales pero que profundizan el conocimiento sobre la vida de la publicación (Kayser, 1974). Jacques Kayser trabaja principalmente con diarios, de ahí que haga referencia a este tipo de medios. Pero como en este estudio se analizan boletines, guías y revistas, algunos supuestos de ese autor deben adaptarse.

El registro de identificación comprende quince puntos básicos:

(1) Nombre del diario y la indicación que lo acompaña
(2) Lugar de residencia de la administración y la redacción
(3) Periodicidad
(4) Momento de aparición: mañana o tarde
(5) Fecha del primer número
(6) Zona principal de difusión
(7) Número de ejemplares
(8) Precio
(9) Formato
(10) Número habitual de páginas (máximo y mínimo habitual) y número de columnas por página
(11) Nombre y dirección del impresor
(12) Número de ediciones y zonas cubiertas por cada edición
(13) Características excepcionales de la vida del diario
(14) Lugar de conservación de las colecciones
(15) Ficheros o dossier (Kayser, 1974, pp. 55-56)

Según el autor, esta ficha es más recomendable para el investigador o el historiador, y puede discrepar con la empleada por el bibliotecario o el archivero. Para Casasus (1985) no todos los datos exigidos por Kayser en su registro de identificación son indispensables o útiles, sólo que la biografía será más completa en la medida que contenga más información. Esta biografía técnica es para el investigador “lo que [para] el médico [es] el historial clínico” (p. 71).

Por la naturaleza de las publicaciones estudiadas (revistas y boletines con una periodicidad mensual o inconstante) no tiene sentido desarrollar el cuarto punto de Kayser, Momento de aparición: mañana o tarde.

(+) Nombre e indicación que lo acompaña
Con frecuencia aparece impreso en la cabeza de la primera página de manera notoria. Además de las características físicas como el tipo de letra, el color, el tamaño y la ubicación en la página, conviene reseñar cualquier modificación que pueda sugerir un cambio en la política editorial.

Sobre la génesis del nombre, Kayser (1974) plantea:
 “¿Cuál es el origen del nombre de los diarios? Muy raramente se indica en un artículo de presentación en el primer número. (...) Ahora bien, determinar las razones de la elección puede aportar interesantes indicaciones, no sólo sobre las intenciones de los fundadores, sino aún sobre la disposición de los ánimos en el momento del lanzamiento del diario” (p. 58).

Balbi y Machillanda (1985) no sólo indican el nombre sino que responden: por qué se escogió ese calificativo, quién lo propuso, qué otras opciones había, cómo se tomó la decisión y quién tuvo la última palabra. De esta manera revelan cómo es la dinámica interna de la publicación, cómo es el proceso de toma de decisiones y si hay líneas de autoridad bien definidas.

Referente a las indicaciones que acompañan al nombre, Kayser (1974) distingue la fecha, el logotipo, el precio de venta, el año, y alguna frase, lema o divisa que defina el espíritu de la publicación. Esta definición se puede manifestar en una afirmación ideológica o política, en un eslogan publicitario o en la pertenencia a alguna institución mayor, llamada organización madre por Garrido (2002-2003).

Es importante reflejar cualquier cambio en esa divisa o frase porque podría ser sinónimo de transformaciones en la estructura interna o la política editorial.

(+) El lugar de residencia de la administración y la redacción
Generalmente se encuentran en el mismo sitio, pero de no serlo, ese rasgo constituiría una característica distintiva de la publicación.

(+) La periodicidad
Viene dada por la frecuencia de salida y es una variable relevante que determina los contenidos y la dinámica de trabajo. Meneses y Perel (1982) presentan la siguiente clasificación: diario (todos los días); trisemanario (tres veces por semanas); bisemanario (dos veces por semana); semanario (una vez por semana); bimensual o quincenal (cada quince días); mensual (cada mes); bimestral (cada dos meses); trimestral (cada tres meses); cuatrimestral (cada cuatro meses); semestral (cada seis meses) y anuario (cada año) (p. 16).

(+) Fecha del primer número
Se puede conocer si el medio lleva su numeración en algún lugar visible. Algunos comienzan a contar desde cero otros desde uno, revisando los editoriales o la sección de cartas de los lectores se puede inferir desde qué número empezó.

(+) Zona principal de difusión
Se refiere al ámbito en dónde el medio circula. Kayser (1974) establece cuatro categorías: audiencia nacional, regional, departamental (o estadal) y local. La regional cubre espacios geográficos más pequeños al territorio nacional pero mayores a un estado, por ejemplo, oriente, occidente o centro de un país.

(+) Número de ejemplares
La tirada indica la cantidad de ejemplares por edición. En los medios que tengan precio, se sugiere diferenciar entre ejemplares editados y ejemplares vendidos. Asimismo, cualquier información relacionada con este punto debe indicar la fuente y cuando sea posible se recomienda confirmar los datos con recibos de pago, facturas de tipografías, etc. Como es un dato que se presta a exageraciones, “los archivos de los diarios y las imprentas son más dignos de fe” en este aspecto, que las declaraciones de los directores o editores de un medio (Kayser, 1974, p. 74).

(+) Precio
Puede ser el costo de un ejemplar o el abono mensual, semestral o anual que establezca el diario con sus suscriptores. Se recomienda compararlo con ciertos precios de base, como, una entrada al cine, una cajetilla de cigarrillos, etc. Además se añade el costo de la publicación, cuánto cuesta hacer un número, producirlo, imprimirlo, distribuirlo, cuánto se recibe de los patrocinantes en el caso en que los haya, cuál es la relación publicidad y gastos, etc.

(+) Formato
Según Kayser (1974) no hay un tamaño normalizado. Los cambios de formato no deben registrarse a menos que estén acompañados de transformaciones en la estructura informativa. Aquí se incluyen los siguientes criterios de Urabayen (1988): el tipo de papel que emplea la publicación, haciendo la diferencia entre la portada y el interior, el uso del color, el diseño de la primera página (portadas con ilustraciones o texto), y la importancia dada a la imagen.

(+) Número habitual de páginas
Este punto es necesario sobre todo cuando se presenta un aumento o disminución sustancial en la cantidad de folios lo que debe ser investigado. El número de columnas, dada la naturaleza de las publicaciones analizadas en el presente estudio (boletines, guías y revistas), no resulta un dato útil.

Sobre esto Kayser (1974) explica que en la actualidad es difícil cualquier intento de sistematización en el diagramación porque las innovaciones en el área del diseño con el uso de ilustraciones, textos y títulos que desbordan columnas no permiten una clasificación homogénea en esta materia.

(+) Nombre y dirección del impresor
Usualmente aparecen en la mancha. Este dato permite al historiador conocer testimonios interesantes, completar los vacíos en las colecciones y revisar nuevos archivos.

(+) Número de ediciones y las zonas cubiertas
Le permite al investigador determinar si existen varias ediciones de un mismo número y si estas nuevas tiradas poseen cambios o son simples reimpresiones.

(+) Características excepcionales de la vida del medio
En este punto Kayser (1974) aclara que no se trata de una elaboración histórica compleja sino de mencionar algunos hechos significativos en la vida del medio.

(+) Lugares de conservación de los ficheros y existencia de dossier
Finalmente, el registro de identificación será útil para otros investigadores si menciona los lugares de conservación de las colecciones y el estado de las mismas (en microfilm o en estado original, completas o no). También puede indicarse en la ficha, la presencia de ficheros o dossier de artículos e informaciones clasificados por materias o por autores.

Con el registro de identificación completo ya se tienen los datos que definen al medio, pero un estudio monográfico más extenso requiere del Expediente de Identidad (Casasus, 1985). “Este dossier de identidad, lejos de ser exhaustivo, se preocupa de reunir lo esencial” (Kayser, 1974, p. 85) y comprende cinco partes:

1.- Estructura jurídica y financiera
2.- Condiciones de fabricación
3.- Condiciones de distribución
4.- Organización de la redacción
5.- Línea y acción políticas (p. 85).

(+) Estructura jurídica y financiera
Es necesario conocer la naturaleza jurídica de la organización (sociedad individual, anónima, de tipo cooperativo, de responsabilidad limitada, entre otras). Además, es indispensable establecer quiénes son los propietarios del diario, si es una sociedad única o está conformada por varias sociedades. “También es interesante conocer el grado de participación del personal en las decisiones de la empresa” (Casasus, 1985).

Además:
“Una vez definida la naturaleza de la propiedad, es útil averiguar si la empresa que publica el diario es realmente independiente y si esta publicación es su única actividad. En caso negativo, ¿de qué naturaleza son sus otras actividades?, ¿Están ligadas a las de otras empresas de prensa?, ¿A las de empresas relacionadas, de cerca o de lejos, con la información?” (Kayser, 1974, p. 86)

Este autor sugiere establecer un balance de ingresos y gastos para estudiar el equilibrio financiero de la publicación, pero dicho punto no será abordado ni elaborado en esta investigación por razones de tiempo.

(+) Condiciones de fabricación
Se refieren a la fase de impresión del diario y busca responder dónde se imprime, en qué sistema, etc.

(+) Condiciones de distribución
Intenta averiguar cómo la publicación llega finalmente al lector, cómo se reparte, si posee un servicio exclusivo, si tiene un sistema por suscripción, si hay servicios gratuitos, qué porcentaje se coloca en quioscos, por venta, por suscripción, por abono, voceándolo, y qué cantidad no se vende. Estos datos permiten inferir las condiciones de lectura del medio (Casasus, 1985).

(+) Organización de la redacción
Permite reconocer quiénes escriben, cuántos redactores, corresponsales y colaboradores posee, y cómo se integra o recluta al personal responsable del contenido del medio (Kayser, 1974).

(+) Línea y acción políticas
Busca reconocer si el medio es el órgano de un partido, sindicato u otra organización. De no ser así, también se puede revisar la postura que asumió el periódico o la revista en ocasiones pasadas importantes. Casasus (1985) sugiere incluir un “historial jurídico” de la publicación que responda si el medio “ha sido objeto de sanciones administrativas o de sentencias judiciales y de ser así cómo han influido en la vida del periódico” (p. 74).

Al expediente de identidad de Kayser se agregan dos puntos de Urabayen (1988): (+) Contenido y orientación general y (+) Lectores.

(+) Contenido y orientación general
Se refiere a la estructura temática de la publicación, cuáles son las secciones fijas, en qué géneros periodísticos se escriben, cuáles son los temas que se abordan y los que se evitan. No se trata, por supuesto, de hacer un análisis de contenido o morfológico, sino más bien se busca un primer acercamiento a la estructura informativa del medio para tener una visión global del contenido del periódico o la revista.

(+) Lectores
Indaga sobre cómo era la relación con el público, a qué grupos se le quería llegar, qué imagen tenía el equipo del lector modelo, qué canales de comunicación establecieron con la audiencia, si tenían o no buzón de sugerencias o sección de cartas del lector, entre otros. También busca saber si los integrantes del periódico o revista conocen estudios de mercado de su público meta.

Adicionalmente se suman tres parámetros más: (+) un estudio sobre la organización que edita la publicación, junto a su estructura y procesos internos; (+) determinar si son experiencias de comunicación realmente alternativas y (+) la presentación de una breve reseña biográfica de los editores, recurso usado en los trabajos de Delgado (1984), Meneses y Perel (1982).

(+) La organización
Según Gibson, Ivancevich y Donnelly (1996) una organización es una unidad coordinada que está integrada por un mínimo de dos personas y que trabajan para alcanzar una meta en común. “Es una persona jurídica que permite que la sociedad alcance logros que no podrían obtenerse actuando de forma independiente” (p. 6).

Las organizaciones están conformadas por una estructura y en su interior se dan diversos procesos. La estructura, de acuerdo a estos autores, es la pauta formal de actividades y relaciones entre las unidades de una compañía. Este patrón indica de qué forma las personas y los puestos de trabajo se agrupan. Su representación gráfica suele ser el organigrama.

“Los procesos son todas las actividades que dotan de vida al organigrama” (Gibson, Ivancevich y Donnelly, 1996, p.10). Entre los procesos más habituales están las comunicaciones, la toma de decisiones, los sistemas de recompensa y los sistemas de evaluación y control.

Respecto a las organizaciones periodísticas, Ogan, Polich y Sohn (1986) consideran que hay elementos similares en la estructura por departamentos de los medios de comunicación impresos.

Para estos autores en la mayoría de las empresas informativas hay cinco partes o funciones que se repiten, aunque su tamaño y capacidad varíen. Estos departamentos típicos son:

  • Despacho del editor y gerente general: es responsable de fijar la política editorial del medio. Se encarga de administrar y gerenciar la publicación. En algunos medios estos cargos lo ejercen sujetos diferentes. En proyectos más pequeños habitualmente es la misma persona.
  • Redacción: se encarga de elaborar el contenido del periódico o revista. Está integrado por personal fijo, colaboradores, corresponsales en el interior o en el exterior, correctores, transcriptores, fotógrafos, caricaturistas, entre otros.
  • Producción: es el departamento que hace la impresión física del medio. Su tarea consiste en diagramar y reproducir los ejemplares. Su equipo está integrado por los jefes de imprenta y de la salas de composición, diagramadores, maquetadores, etc. En otros casos la empresa delega a un tercero la reproducción de sus ejemplares.
  • Publicidad: “está encargado de vender espacios a otras empresas e individuos que deseen vender productos, servicios o ideas” (p. 23). Asimismo puede diseñar políticas de promoción del medio. En algunas organizaciones el departamento de publicidad también gestiona las relaciones públicas con terceros.
  • Difusión: planifica la repartición del medio, diseña las rutas de distribución, los servicios de entrega a domicilio, establece vínculos con los repartidores, quioscos, etc.

A estos departamentos se pueden sumar otros según el tamaño, el área y la capacidad de la organización. Una compañía puede tener una oficina de finanzas, de informática, de investigación de mercado, de recursos humanos o de logística dependiendo de las necesidades y las dimensiones de la empresa.

También estás cinco funciones pueden concentrarse en pocas personas. En un semanario pequeño, el editor puede ser al mismo tiempo el redactor de las noticias y el encargado de buscar los anunciantes. Lo importante de esta clasificación es que da una visión global del funcionamiento de una empresa periodística (Ogan, Polich y Sohn, 1986).

Además de estos cinco departamentos básicos algunas publicaciones están jurídica, política o económicamente ligadas a alguna organización mayor. Garrido (2002-2003) llama a esta institución superior organización madre, y es la que impulsa, patrocina o financia la producción del medio.

En los casos que exista es relevante conocer a qué se dedica esa empresa, en qué consiste su trabajo, si está afiliada a algún partido o corriente ideológica, cómo se financia, porqué decide crear un medio impreso y cómo se inserta la publicación en la estructura de esa organización madre.

(+) ¿Medios alternativos o medios especializados?
Este parámetro intenta conocer si los medios destinados a LGBT son realmente experiencias alternativas de comunicación o sólo publicaciones dirigidas a un lector especializado. Para ello se parte de las definiciones de comunicación alternativa de O’Sullivan (1989) y Karam (primer trimestre 2002).

En las últimas décadas se ha conformado una tendencia que cuestiona el modelo vertical de la comunicación que impera en las sociedades occidentales. América Latina cuenta con una muy rica experiencia sobre prácticas comunicacionales alternativas incorporadas a diversos movimientos sociales. Vale mencionar las radios mineras de Bolivia de los años cincuenta, la prensa comunitaria brasileña durante la dictadura militar, los programas de educación radiofónica a distancia de la Asociación Latinoamericana de Radio, etc. (Karam; primer trimestre 2002).

El modelo tradicional –al que se oponen estas experiencias– establece una relación unidireccional con su audiencia, concentra la toma de decisiones, perpetúa el monólogo en lugar del diálogo, favorece la permanencia de un número reducido de emisores, promueve la pasividad del público y lo concibe como un consumidor inactivo de materiales y como una “mayoría silenciosa” (O’Sullivan, 1989).

Frente a ese modelo vertical y adoctrinante se construye una propuesta de comunicación participativa, dialógica y horizontal en donde la población se convierta en emisor o interlocutor válido, en protagonista de su desarrollo y se le permita un uso democrático de los medios (O’Sullivan, 1989).

A este nuevo modelo se le puede llamar comunicación de base, comunitaria, educativa, horizontal, dialógica, grupal, participativa, popular, liberadora o emancipadora. En la actualidad se intenta englobar estas prácticas bajo el nombre de “Comunicación Alternativa” (O’Sullivan, 1989; Karam, primer trimestre 2002). ¿Alternativas con respecto a qué? “Alternativas en cuanto son una respuesta distinta frente a los grandes medios de masa” (Fadel, Iranzo, Montes, Pereira, Rodríguez, Sequías, Vásquez y Wetto, 1989, p. 102).

“La comunicación popular es un proyecto renovador que opone el diálogo al verticalismo, la participación al autoritarismo, la movilización consciente a la instrumentalización y el pluralismo a la unidad ideológica monocorde” (Karam, primer trimestre 2002, p. 7)

Si las experiencias editoriales destinadas a LGBT repiten los esquemas de los grandes medios de masa, es decir, verticalidad, concentración en la toma de decisiones, unidireccionalidad, poco acceso a los lectores, etc. no pueden ser consideradas publicaciones alternativas. En este caso sólo serían medios impresos especializados que se dirigen a un segmento específico de la población.

En principio, los proyectos alternativos deben estar comprometidos con la construcción de una sociedad más participativa. Estos medios normalmente se dedican a promover y luchar por los intereses y necesidades de las agrupaciones o sectores que representan.

Según Martínez Ferrero citado por O’Sullivan (1989) para que un medio de comunicación sea alternativo debe desarrollar una comunicación bidireccional y horizontal, debe convivir en la misma realidad popular de su público, realizar una labor concientizadora y educativa, utilizar una tecnología sencilla y buscar en el largo plazo un cambio social.

Para Gonzaga Motta citado por O’Sullivan (1989) la comunicación alternativa sólo se puede dar si está integrada a una organización popular y representa las necesidades y demandas de ese colectivo.

Para O’Sullivan este nuevo modelo de comunicación supone una sociedad distinta. “No se trata únicamente de una comunicación alternativa sino de una sociedad alternativa.” (p. 24). Este autor resalta tres conceptos claves en todo proyecto comunicacional que pretenda ser horizontal y democrático: el acceso, la participación y la autogestión.

El acceso se refiere a la posibilidad de la audiencia de acercarse a los medios de comunicación, es decir, de poder interactuar con los productores, tener derecho a comentar y criticar la programación.

La participación implica el compromiso del público en la planificación y producción de la experiencia comunicacional. Comprende la incorporación de los espectadores en algunos aspectos del proceso de toma de decisiones, el diseño de las políticas editoriales, la elaboración de contenidos, etc.

La forma más avanzada de participación es la autogestión. En este caso los lectores, radioescuchas o televidentes participan en la gerencia, la administración de los recursos financieros del medio, en la toma de decisiones y están involucrados de manera plena en el diseño de políticas informativas.

En definitiva, este modelo de comunicación permite la instauración de inéditos espacios de convivencia y abre nuevos canales para la elaboración, difusión y consumo de contenidos. Esta práctica recupera la palabra para las mayorías y motiva el intercambio de mensajes que lleva a cabo el pueblo en su seno para construirse como sujeto histórico transformador (O’Sullivan, 1989; Karam, primer trimestre 2002).

(+) Biografía
De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española (2001), es la historia de la vida de una persona. Este recurso lo emplean Delgado (1984) y Meneses y Perel (1982) en sus estudios sobre El Pregonero y la revista Cal respectivamente.

En el caso de las publicaciones destinadas a LGBT sería relevante indagar sobre el vínculo del editor con la comunidad sexodiversa, porqué decidió dirigir un medio destinado a este público, y en el caso de que sea LGBT ver de qué manera este aspecto ha influenciado otras esferas de su vida, como la familiar, la profesional o la académica.

Con este último parámetro se concluye la lista de criterios que serán empleados para recuperar la vida de los medios destinos a la población sexodiversa.

Después de exponer las ideas de la Escuela de Anales y la Historia de las minorías que resultan útiles para este trabajo, presentar la evolución del movimiento LGBT contemporáneo, reseñar la historia de la prensa LGBT y esbozar los criterios que se usarán para construir la vida de cada medio impreso, se procede a explicar el problema, los objetivos, el diseño de investigación, la metodología seleccionada, la muestra y el instrumento.

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